PROFUNDIZACIÓN DE LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL
David Fischman
Los científicos Newberg y D'Aquilli, de la Universidad de Pensilvania recientemente descubrieron los efectos de prácticas espirituales en nuestro cerebro. A través de tomografías cerebrales de quienes practicaban meditación descubrieron que las zonas de nuestro cerebro que nos dan la sensación de individualidad se desactivan. Esta desactivación nos permite sentirnos identificados con un todo unificado y trascendente.
Estos científicos descubrieron lo que desde hace años intuyen los religiosos. A través de la oración con devoción o del silencio de la meditación uno percibe una conexión con el todo, un sentimiento de trascender nuestra individualidad.Zohar y Marshall llamaron a este concepto inteligencia espiritual.
Según estos autores, la inteligencia espiritual complementa la inteligencia emocional y racional dándonos un conjunto de capacidades adicionales: flexibilidad, capacidad de afrontar y trascender el sufrimiento y el dolor; capacidad de ser inspirado por visiones y valores, tendencia a ver los aspectos holísticos o interrelaciones entre las cosas; habilidad para encontrar el significado y el sentido de nuestros actos. Sin duda, la inteligencia espiritual es una habilidad necesaria para desempeñarse con éxito en las empresas.
El mundo de hoy es como un desierto árido donde muchas personas están sedientas por encontrar significado en sus vidas. Desgraciadamente, existen muchos espejismos en el desierto que confunden. Todo el sistema en el que vivimos nos convence de que, si satisfacemos nuestras necesidades superfluas, seremos felices. Buscamos significado cuando nos abocamos a lograr metas individuales, a alcanzar nuestros deseos materiales. Estamos convencidos de que logrando este espejismo alcanzaremos nuestra realización. Todo el sistema nos influencia para alejarnos de la inteligencia espiritual.
En mis clases para ejecutivos, cuando toco estos temas, les pido a mis alumnos una tarea poco convencional: que realicen un servicio desinteresado en alguna obra social. Ejecutivos con cargos gerenciales, acostumbrados a servirse de sus subordinados y buscar sus logros personales, ahora tienen que hacer lo opuesto. Pero cuando regresan y cuentan sus experiencias, coinciden en que la experiencia fue enriquecedora, que se sintieron felices de hacerlo, se dieron cuenta de que estaban centrados en sí mismos y que existen enormes oportunidades de servir.
Al ser el clima laboral cada vez más importante para las empresas, desarrollar la inteligencia espiritual se convierte en una necesidad. Cuando las personas son inteligentes espiritualmente buscan trascender, buscan el beneficio común y no solo sus necesidades egocéntricas. Saben encontrar significado a sus labores y transmitirlo a sus subordinados. Son mejores miembros de equipo y tienen mayor capacidad de soportar problemas difíciles. En general, son más intuitivos y creativos.
¿Cómo desarrollar la inteligencia espiritual? Un camino es el silencio o la meditación. Se requiere de unos minutos de silencio en el día para empezar a mejorar la inteligencia espiritual. No es fácil; constantemente pensamos y ahora resulta que no pensar trae sus beneficios. Como todo cambio de hábito, silenciar nuestra mente requiere de una gran esfuerzo de concentración y perseverancia, pero vale la pena.
Dicen que el ser humano es como la gota que cae en la catarata de un río. Antes de caer, o nacer, era parte de una masa de agua. Durante la caída de la catarata se separa del todo y cae asustada como gota individual. La gota de agua vive la caída teniendo la ilusión de que es una gota individual, pero al final de la caída, o de la vida del hombre, se vuelve a encontrar con la masa unida del río que siempre estuvo allí pero de la que la gota no era consciente.
La inteligencia espiritual justamente nos hace tomar consciencia de que no somos simplemente una gota individual y de que estamos relacionados al todo.
Los científicos Newberg y D'Aquilli, de la Universidad de Pensilvania recientemente descubrieron los efectos de prácticas espirituales en nuestro cerebro. A través de tomografías cerebrales de quienes practicaban meditación descubrieron que las zonas de nuestro cerebro que nos dan la sensación de individualidad se desactivan. Esta desactivación nos permite sentirnos identificados con un todo unificado y trascendente.
Estos científicos descubrieron lo que desde hace años intuyen los religiosos. A través de la oración con devoción o del silencio de la meditación uno percibe una conexión con el todo, un sentimiento de trascender nuestra individualidad.Zohar y Marshall llamaron a este concepto inteligencia espiritual.
Según estos autores, la inteligencia espiritual complementa la inteligencia emocional y racional dándonos un conjunto de capacidades adicionales: flexibilidad, capacidad de afrontar y trascender el sufrimiento y el dolor; capacidad de ser inspirado por visiones y valores, tendencia a ver los aspectos holísticos o interrelaciones entre las cosas; habilidad para encontrar el significado y el sentido de nuestros actos. Sin duda, la inteligencia espiritual es una habilidad necesaria para desempeñarse con éxito en las empresas.
El mundo de hoy es como un desierto árido donde muchas personas están sedientas por encontrar significado en sus vidas. Desgraciadamente, existen muchos espejismos en el desierto que confunden. Todo el sistema en el que vivimos nos convence de que, si satisfacemos nuestras necesidades superfluas, seremos felices. Buscamos significado cuando nos abocamos a lograr metas individuales, a alcanzar nuestros deseos materiales. Estamos convencidos de que logrando este espejismo alcanzaremos nuestra realización. Todo el sistema nos influencia para alejarnos de la inteligencia espiritual.
En mis clases para ejecutivos, cuando toco estos temas, les pido a mis alumnos una tarea poco convencional: que realicen un servicio desinteresado en alguna obra social. Ejecutivos con cargos gerenciales, acostumbrados a servirse de sus subordinados y buscar sus logros personales, ahora tienen que hacer lo opuesto. Pero cuando regresan y cuentan sus experiencias, coinciden en que la experiencia fue enriquecedora, que se sintieron felices de hacerlo, se dieron cuenta de que estaban centrados en sí mismos y que existen enormes oportunidades de servir.
Al ser el clima laboral cada vez más importante para las empresas, desarrollar la inteligencia espiritual se convierte en una necesidad. Cuando las personas son inteligentes espiritualmente buscan trascender, buscan el beneficio común y no solo sus necesidades egocéntricas. Saben encontrar significado a sus labores y transmitirlo a sus subordinados. Son mejores miembros de equipo y tienen mayor capacidad de soportar problemas difíciles. En general, son más intuitivos y creativos.
¿Cómo desarrollar la inteligencia espiritual? Un camino es el silencio o la meditación. Se requiere de unos minutos de silencio en el día para empezar a mejorar la inteligencia espiritual. No es fácil; constantemente pensamos y ahora resulta que no pensar trae sus beneficios. Como todo cambio de hábito, silenciar nuestra mente requiere de una gran esfuerzo de concentración y perseverancia, pero vale la pena.
Dicen que el ser humano es como la gota que cae en la catarata de un río. Antes de caer, o nacer, era parte de una masa de agua. Durante la caída de la catarata se separa del todo y cae asustada como gota individual. La gota de agua vive la caída teniendo la ilusión de que es una gota individual, pero al final de la caída, o de la vida del hombre, se vuelve a encontrar con la masa unida del río que siempre estuvo allí pero de la que la gota no era consciente.
La inteligencia espiritual justamente nos hace tomar consciencia de que no somos simplemente una gota individual y de que estamos relacionados al todo.
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